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MI HISTORIA, LA historia detrás de la herida...

Todo empezó un 27 de enero de 1975, en la Ciudad de México, 3.5 ks, acuariana como signo base y piscis como ascendente, DOSHA: Pitta.

 

Adriana Navarro Margain, nombre que venía a reemplazar; cubrir el hueco, el vacío que había dejado al trascender 3 años antes, a solo un mes de vivir esta experiencia humana, mi hermana …

 

y de ahí la energía se empezaba a manifestar en mi vida, sin saber que tendría que sanarlo en un futuro cercano. El porque del mismo nombre a la fecha no me ha quedado claro, mi mamá: Adriana, me dijo que fue idea de mi papá. Mi papa no articulo bien su respuesta, hoy ya no está para poder preguntarle; quizás en alguna meditación me dé la respuesta.

 

Hoy pienso que son cosas que están en nuestro plan de vida.

 

Mi hermano Javier y luego llegué yo, en un ambiente amoroso, muy bien recibida, muy deseada. Una infancia que hasta donde mi memoria quiere recordar fue bastante sana y alegre, pero había algo, mi alma sabía que algo no estaba bien.

 

El primer momento de shock y trauma fue como a los 7 años cuando al ver a mi mamá sentada en el sillón de la sala; ella lloraba, con un sobre manila abierto y dos playeras blancas con fotos de mi papá, un árbol de navidad y un bebe…

Sin saberlo empecé a crear enojo, miedo, inseguridad, celos, coraje ..

Nadie me explicaba nada 

 

Seguí creciendo, jugando, sin platicar con nadie, sino hasta muchos años después con mi psicóloga al sanar el duelo de mi separación después de un ciclo de 10 años con mi ex marido.

 

Hoy, veo con claridad que el  NO haber sanado todo ese dolor, de manera inconsciente le cobre la factura al hombre equivocado.

El segundo shock y trauma fue cuando después de varias llamadas de las otras mujeres de mi papá a casa de mi mama para molestarla …  ella lloraba.

Yo, a mis 13 años tomé el teléfono la enfrente … el teléfono no volvió a sonar, pero mi alma gritaba silenciosamente: AUXILIO.

Hoy, reconozco que el haber decidido madurar, enfrentar, “cargar” a  mamá me generó un rechazo inconsciente a mi lado femenino, sentía que ser mujer era sinónimo de debilidad. Estaba peleada con mi parte femenina y cada que tenía mi ciclo me dolía muchísimo. Después de muchos años de buscar sanar, me reconcilie con mi ser femenino, y reconozco mi fortaleza, abrazo esos días e incluso siento más creatividad. Le di la vuelta a la creencia 100%. 

El bono de esta sanación fue poder transmitirle este bienestar al ser más importante de mi vida:  mi hija. Quien en su primera “bajacion” como ella la bautizó fue de lo más normal y armónico. Mi mejor recompensa fue escuchar “mama, gracias esto te lo debo a ti”.

Y seguí creciendo, no necesariamente evolucionando a la velocidad que me hubiera gustado, pero sí creando conciencia, estaba clara que podía encontrar respuestas. Lo que hizo el camino más complicado, más lento fue no haber tenido claridad en las preguntas.

A mis 16 años acompañé a mi mama a mi primer retiro de silencio; no sabía a lo que iba, no lo recuerdo como una experiencia transformadora, solo recuerdo el frío y el hambre.

de ahí la búsqueda espiritual comenzó … crecí en una familia católica bastante relajada, busque sin ahondar mucho en el cristianismo (para mi lo mejor fue descubrir sus canciones); espiritismo muy complicado para mi, sidhha yoga, lugar con muchas respuestas pero me causaba conflicto el ver los zapatos del gurú como parte del altar ..

Más retiros de silencio que poco a poco fui disfrutando cada vez más, hoy sé que todas esas experiencias forman parte de poder disfrutar los espacios de soledad en mi hogar.

En paralelo, seguí creciendo, como adolescente resentida por los shocks y traumas a los que se sumaron detalles del día a día, ver a mi papá escondiéndose, mi mama enfrentándolo, gritos, discusiones, peleas …

Nadie me explicaba nada

Fui desarrollando de manera silenciosa, secreta, una adicción a vivir en estado de alerta. Adicción a la angustia que solo varios años después puede reconocer y sanar.

 

Y como todo siempre tiene un “para que” esta herida de estar en medio de discusiones de los papas, la compartía con mi ex marido y cuando nos separamos teníamos total claridad de que lo haríamos diferente con Ariann.  Lo hicimos tan bien, que su confusión fue “porque no están juntos si se llevan tan bien?”

Las mentiras, los engaños, la traición son fieles acompañantes de la infidelidad, aprendí por las buenas y las no tan buenas a lidiar con ellas, a reconocerlas para poder después sanarlas. Obsesionada por sanar tome cursos de sanación, terapias, terapias y más terapias ….

y fue a los 30 que pude tener mi primera plática con mi papa donde intentaba asumir la responsabilidad de ya no culparle por mi dolor, por mi enojo. Fue un buen intento, pero después hubo muchas pláticas fallidas, el enojo me traicionaba, el rencor se hacía presente, pero sobre todo el dolor de mi herida de abandono, de traición.. La pregunta siempre era la misma, Porque no puedo simplemente perdonar, ser libre y poderlo abrazar?

Mis papás fueron un caso más de quedarse juntos por los hijos, situación que nunca entendí. Mi papá aparece los fines de semana, porque la historia era que trabajaba fuera de la ciudad.

Nadie me explicaba nada

Aún sin explicaciones, los hijos siempre saben, siempre sabemos, sino de manera racional, nuestra alma sabe, y sabe bien. Y así crecí, hasta que finalmente en 1985 mi papá tuvo el valor de empezar a hacer las cosas bien y oficialmente irse de la casa.

Xalapa, Veracruz fue su nuevo y último destino final. Múltiples veces fui y regresé, unas bien y otras no tanto. Hasta la prueba final donde el 11:11:18 después de un accidente que tuvo mi papá, estaba inconsciente, en el hospital …

Para ese entonces, él ya tenía una nueva pareja, una mujer amable, atenta, compasiva, guapa, quien no fue suficiente para que mi papá dejara a un lado su energía de infidelidad .. por circunstancias de la vida ahí estaba yo, en el hospital, frente a frente con la que fuera la amante de mi papá por más de 15 años 

Entendí tantas cosas, fue una manifestación clara de que todos los cursos y terapias habían valido la pena. El dolor, la tristeza, el coraje pudieron transformarse, florecer en compasión, en perdón … aquí al momento de abrir mi alma ... empezó mi verdadera libertad.

A 4 meses del accidente, sin haberse podido recuperar del todo, mi papá trascendió, dejando en ese momento una energía en mi aun con pendientes por sanar.

Hoy siento una profunda libertad, libertad de lealtades y creencias. Honrando todos los “para qués” de las situaciones que viví y que decidí interpretar en forma de dolor, que sin saberlo fueron mi motor para una profunda búsqueda que me dio, que me da, mucho más de lo que pude imaginar.

Hoy puedo decir, sentir, con lo más profundo de mi corazón: 

Gracias Papa, Gracias Mama.  

Los quiero, hoy y siempre deseare 

lo mejor para ustedes.

Entender que la energía de la infidelidad, no importa desde qué perspectiva, o qué “rol” jugamos genera: rencor, culpa, celos, inseguridad, estado de alerta, angustia, decepción, tristeza, desesperanza.

La buena noticia es que se puede sanar!  

La mala noticia es que si no se sana se puede replicar, con una pareja, con los hijos, etc. Y las decisiones desde la carencia de las heridas nos llevan a enfrentar de manera mas dura nuestras sombras, nuestra obscuridad....

Hoy, después de haber sanado llevo una excelente relación con mi exmarido, y reconozco que es el mejor papá que mi hija podría tener. Hoy, mi realidad es un hermoso respirar de paz y armonía, con mi hija como principal motivador para dejarle el camino lo más ligero posible para que su alma esté abierta y sus alas la lleven lo más alto, lo más lejos, lo más feliz!

Después de varios aprendizajes en el ámbito de la pareja, me siento finalmente sin prisa, sin prisa de encontrar el esquema que nos vendieron como el más exitoso. En mi historia tengo: El anillo, la luna de miel en las islas griegas, París, la casa, el jardín, y no uno sino 5 perros!! 

Pero si los sentimientos, las emociones de la energía de la infidelidad no se sanan, entonces te acompañan y no hay príncipe azul, ni lugar en el mundo que te pueda hacer feliz.

 

Sanando, transformando el dolor en compasión, perdonando podemos entonces dejar florecer a esa princesa que no necesita que un príncipe la rescate, pero que tiene tanto amor que compartir que sea lo que quieras en esta vida estás lista para manifestarlo!

Estoy en paz para seguir enamorándome de mi, con la emoción y el cariño que me provoca el poder ayudar a que el camino de sanación de alguien mas, el tuyo, sea más ligero, mas concreto, con un rumbo claro, por ende más amable.

PORQUE SANAS TU, SANO YO, SANAMOS TODOS!

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